El proceso de reflexión sobre nuestra docencia permite el reconocimiento de nuestras ideas, creencias, conocimientos y aprendizajes que influyen en la toma de decisiones acerca de cómo enseñar. En ese sentido, resulta un proceso indispensable para la mejora de nuestras prácticas docentes, que nos permitan también adaptarnos a los constantes cambios que se dan en el contexto formativo.
En ese sentido, la reflexión promueve la innovación pedagógica, un proceso donde se realiza un cambio intencional en las acciones de enseñanza para promover la mejora de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Así, las innovaciones surgen de la autoevaluación de nuestra práctica docente, la investigación y experimentación sobre diversas formas de enseñar y aprender; y sobre todo del diálogo y generación de conocimiento entre docentes.